Los riesgos de la actividad

Los trabajos de limpieza profesional exponen al trabajador a una serie de circunstancias evitables de tomarse los recaudos necesarios. En la industria de la limpieza profesional se han dado una serie de riesgos laborales específicos o más recurrentes, aunque gran parte de estas enfermedades o dolencias se podrían evitar con una formación adecuada del personal y con la utilización de los equipos de protección necesarios. Será necesario identificar los riesgos específicos del sector, para lo que habrá analizar el puesto de trabajo, sus herramientas y los ambientes en los que se desarrolla la actividad. Analizando las herramientas utilizadas, se puede determinar el tipo de trabajo y los movimientos precisos. El trabajo de limpieza implica una actividad con importante carga física, con manejo prolongado de equipos de trabajo. Además, se toman posturas forzadas con esfuerzos sobre articulaciones o mantenimiento de flexiones durante períodos prolongados. Así, los riesgos son los trastornos músculo-esqueléticos, con mayor ocurrencia en hombros, brazos, manos y espalda, en especial la zona dorso lumbar. Los factores que los ocasionan son la manipulación de cargas demasiado pesadas, inestables y voluminosas; además, de las posturas forzadas o procedimientos incorrecto al levantarla, y los movimientos repetitivos. Estos movimientos generan lumbagos, hernias de disco, dolores de columna, contusiones, fracturas y esguinces; y también aplastamientos, golpes, cortes y heridas y hematomas por caídas de la carga. Para resolver estos problemas, se debería comprobar el peso de la carga para dosificar su traslado, sin superar los 25 kilogramos por movimiento; asegurar el agarre adecuado, para garantizar un correcto levantamiento, evitar cortes y pinchazos con elementos depositados en las bolsas de basura; disponer de ayuda; cuando sea posible, se debe empujar o deslizar la carga y emplear elementos mecánicos o ruedas, y evitar mantener la misma postura, alternando la posición de pie a sentado. Por otra parte, el trabajador deberá disponer de los equipos de protección individual para protegerse de uno o varios riesgos que puedan amenazar su salud y su seguridad, y en esa línea será necesario que haya recibido formación e instrucciones claras y precisas sobre su uso. Así, los operarios tendrán que utilizar y cuidar correctamente esos equipos; colocarlos, después de su uso, en el lugar reservado para eso, e informar de inmediato sobre cualquier defecto, anomalía o daño que pudiera derivar en una pérdida de su eficacia protectora.     15/10/2015 ep