Un baño limpio

La limpieza diaria del baño tiene mucha importancia, pero también habrá que darle una semanal profunda, y otra mensual con mayor profundidad. Se comienza a limpiar aplicando el producto desinfectante, limpiador y antisarro para inodoros y bidet. También se aplica ese producto en lavatorios, jaboneras y en cualquier otro cerámico o porcelana del sanitario. Mientras se deja actuar, se aprovecha para repasar la unión de las paredes y el techo con un cepillo. Luego, mientras el producto sigue actuando, se aplica un antisarro en torno de los grifos de lavatorios y duchas. Habrá que colocarlo también en la flor de las duchas, y en todos estos accesorios, ya que las aguas tratadas o duras podrían dejar depósito de sarro allí. Ahora, se limpian los azulejos del baño con un producto desinfectante. Se lo aplica con el gatillo o el pulverizador del envase, y luego se repasa con un paño. Para zonas altas, se utiliza una mopa o trapeador. Luego, se aclara con suficiente agua tibia. Para evitar manchas en los cerámicos, se pueden secar con un trapo de algodón limpio. El siguiente paso será repasar y limpiar las estanterías, los muebles y las zonas de guarda, quitando el polvo con un trapo apenas humedecido con agua. Ya se puede cepillar inodoro, bidet, lavatorio y grifería, utilizando cepillos independientes para evitar contaminaciones cruzadas. Luego, se enjuaga con suficiente agua, y se finaliza con un trapo seco y suave. Llega el turno de limpiar la caja de la ducha, se aplica el producto antibacterial y se limpia mientras tanto la cortina o la mampara con un producto antihongos. Se cepilla la caja de la ducha con un cepillo de cerdas duras, y se enjuaga con agua, aprovechando para hacerlo sobre cortinas o mamparas. A continuación, se limpian los espejos y las ventanas con un producto para cristales y papel de diario. Se limpia el piso del baño, comenzando por una pasada de agua, luego una de agua con limpiador para pisos y se seca con un trapo de algodón limpio. Finalmente, se repasan los muebles.