DESPERDICIO DE COMIDA Y CONTAMINACIÓN

América Latina alberga el 9% de la población del planeta y es la tercera región en pérdida de comida, lo que impacta en la huella de carbono, agua y tierra.

América Latina y el Caribe representa el 20% de la cantidad global de alimentos que se pierden desde la fase posterior a la cosecha hasta el nivel minorista, sin incluir este último, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
El documento señala que la región, que sólo alberga 9% de la población mundial, se sitúa tras el Asia meridional y central, y América septentrional y Europa, en el ranking del desperdicio de alimentos.
Las causas principales de pérdidas en la granja incluyen cosechar en el momento inadecuado, malas condiciones climáticas, prácticas erróneas en la cosecha y manejo, y los desafíos que suponen la comercialización de los productos.
Las condiciones de almacenamiento inadecuadas, así como decisiones inapropiadas tomadas en las primeras etapas de la cadena de suministro, generan pérdidas significativas y una vida útil más corta a algunos productos.

La región pierde 12% de sus alimentos desde la post cosecha hasta el nivel minorista, sin incluirlo, cifra ligeramente inferior que el promedio global, que alcanza a 14%. Cuando se considera esta misma pérdida en términos de calorías, los países de la región pierden 14% de las que producen.
Según el estudio, las pérdidas y desperdicios de alimentos tienen tres tipos de huellas ambientales cuantificables: de carbono, de tierra y de agua.
La huella de carbono de los alimentos es la cantidad total de gases de efecto invernadero que se emiten a lo largo del ciclo de vida de los alimentos, expresado en dióxido de carbono (CO2). América Latina es responsable de 16% de la huella de carbono mundial debida a las pérdidas de alimentos.
La huella de la tierra es la superficie de tierra necesaria para producir los alimentos. La región representa 9% de este índice a nivel mundial. En términos de huella de agua dulce utilizada para producir y suministrar los alimentos al consumidor final, la región responde 5% de esa muestra.
Varios países de la región han adoptado políticas para detener este problema: en 2017, Chile estableció el Comité Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos; en 2015, Argentina creó un Programa Nacional para la Reducción de la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, y en Brasil, la red nacional de bancos de alimentos, Mesa Brasil SESC, ha entregado comida que habría terminado en la basura a más de 1,4 millones de brasileños.

ep