Los aparatos electrónicos y electrodomésticos fuera de uso, basura electrónica o e-waste, se ha convertido en una de las peores plagas de esta era.
En todo el mundo, cada año se generan aproximadamente 50 millones de toneladas de desechos electrónicos y eléctrodomésticos, el 80% de ellos acaba en vertederos o en el medio natural sin la gestión de reciclaje adecuada, según un informe publicado por iniciativa de siete entidades de la ONU, entre las que destaca la Universidad de Naciones Unidas y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Los resultados y propuestas de este nuevo informe, Una nueva visión circular para la electrónica: Es hora de un reinicio global, han sido presentados el 24 de enero en el Foro Económico de Davos, con el apoyo del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible.
Según ese informe menos de 20% de la basura electrónica mundial se recicla correctamente y reclamaron una acción global para poner en práctica en este sector el nuevo concepto de la economía circular.
Los autores destacaron la necesidad de mejorar los procesos de recogida selectiva y reciclaje creando cadenas de valor circulares globales, además de defender el uso de nuevas tecnologías para crear modelos de negocios de servicio con menor utilización de objetos y materiales, un mejor seguimiento de productos y programas de devolución de fabricantes o minoristas.
La mala gestión de los residuos electrónicos causa cada año pérdidas valoradas en 62.500 millones de dólares y aseguraron los autores que “hay 100 veces más oro en una tonelada de basura electrónica que en una tonelada de mineral de oro”.
Para 2030 se calculó que se desecharán 11 millones de toneladas de baterías y para 2025 el peso de las de litio-ion que se vendan cada año alcanzarán cinco millones de toneladas.
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