UN MÉTODO PARA CADA SUCIEDAD

La limpieza química implica una serie de procesos reservados para cada tipo de suciedad y superficie a tratar.

Los distintos tipos de limpieza se deben a que cada superficie y tipo de suciedad obligan a un proceso y tipo de elemento químico especial para utilizar en el proceso, para evitar daños y lograr los resultados deseados.
El decapado y pasivación de acero inoxidable es el proceso que se aplica para retirar óxidos de hierro y otros contaminantes, principalmente pre-operativamente para que el metal no sufra corrosión.
La desincrustación apunta a retirar depósitos o incrustaciones adherentes en superficies con transferencia de calor, causados por sales insolubles como carbonatos, silicatos, sulfatos; óxidos de hierro y cobre, y sus combinaciones.
El desengrasado consiste en retirar grasas y/o aceites. Según el diseño del equipo, el tipo y cantidad de grasa, en la limpieza se pueden utilizar alcalinos, detergentes, solventes y medios mecánicos, en forma independiente o combinada, a diversas presiones y temperaturas.
El empacado no es un proceso de limpieza, sino un método para evitar la corrosión en un equipo parado, luego de la limpieza y pasivación; consiste en agregar aditivos en seco o húmedo para capturar oxígeno y retirar la acidez del agua.
A diferencia de la pasivación, el fosfatizado consiste en “cubrir” al acero químicamente de una mezcla de compuestos que impiden el contacto del hierro con el oxígeno, luego de la desoxidación y antes de la aplicación de barniz.
Los equipos de combustión o que utilizan fluidos generan capas carbonizadas muy adherentes al metal que requieren retirarse. En este proceso de limpieza, la formulación química de las soluciones juega un papel determinante.
Finalmente, el sanitizado se aplica a sistemas o equipos cuyo grado de limpieza está definido por la ausencia de micro-organismos.

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