COMO EL PRIMER DÍA

El mármol es uno de los productos de mayor belleza al instalar pisos y adornos, pero su mantenimiento requiere de ciertas precauciones.

 

El pulido de un suelo de mármol es fundamental para su buen mantenimiento.


Desde hace siglos, los objetos y pisos de mármol se han mantenido, pero el paso del tiempo ha hecho que pierdan la majestuosidad de su brillo original ya que, para conservarlo, necesita de cuidados especiales.
El mármol requiere de pulidos y atenciones especiales por ser una piedra de cal que para convertirse este hermoso material, digno de las mejores construcciones del mundo, desde palacios hasta rascacielos, fue modificada por la presión y la temperatura.
Hay dos tipos de mármol el natural que venía utilizándose desde la Antigua Grecia y especialmente costoso, y los cultivados una opción económica que surgió a mediados del siglo XX, y que tiene algunas diferencias con el natural.
Ambos sufren por su porosidad, que los hace especialmente sensibles a las manchas, y que causa la pérdida de brillo con el paso del tiempo. Un desgaste que puede acelerarse si los materiales que se utilizan para su limpieza no son los adecuados.
El pulido de un suelo de mármol es fundamental para su buen mantenimiento, pero el primer paso será realizar una limpieza profunda con agua y jabón y que incluya siempre gamuza, escoba o aspiradora, pues es imprescindible eliminar cualquier resto de polvo antes de empezar la fase de abrillantamiento o pulido.
La cera es, además, uno de los elementos más utilizados para el pulido de suelos de mármol, aunque los especialistas en limpieza utilizan técnicas mucho más avanzadas y productos especiales, que dejan un acabado impecable, por eso es recomendable que, si se ha invertido en mármol, se mantenga con una limpieza y pulido profesional, asegurando que su belleza no quede en el olvido.

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