RECICLAR, UN BUEN NEGOCIO

En la sociedad persisten falsas creencias sobre el reciclaje de residuos que es clave para cuidar el medio ambiente.

Desde hace muchos años se reciclan desperdicios pero aún hay sectores que lo resisten, debido a la existencia de mitos, leyendas urbanas y algunas excusas para no separar adecuadamente los residuos.
Uno de esos argumentos es que cuesta más el reciclaje que fabricar algo nuevo. Sin embargo, el costo económico y ambiental de la extracción de materias primas para la creación de nuevos productos supera al del reciclaje. Además, reciclando se ahorra energía, agua y se reduce la contaminación que supondría la obtención y tratamiento de las materias primas.
Otro de los mitos apunta a para qué separar si al final se mezcla. Es falso que los residuos acaben mezclados en las plantas de reciclaje, ya que estas siguen un proceso de selección y clasificación de la basura, no sólo por el tipo de residuos (plástico, orgánico, vidrio), sino también por la clase de material, seleccionando y diferenciando entre los distintos tipos de plástico, por lo que todo el trabajo de separación realizado en casa o en el trabajo es necesario.
Desde una observación social se ha planteado que el reciclaje destruye puestos de trabajo. Pero en muchos países ese sector ha generado nuevos empleos de manera directa o tercerizada. Además, según cálculos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hasta 2030 se crearán 24 millones de empleos en el sector de la economía verde.
Hay quienes sostienen que los productos reciclados tienen peor calidad, aunque se pueden obtener productos nuevos con material reciclado como materia prima, así con 40 botellas fabricadas con PET se puede hacer un forro polar; con 80 latas de cerveza, una llanta de bicicleta; ocho cajas de cereales pueden ser un libro; 22 botellas de plástico, una camiseta, y 550 latas de aluminio, una silla.
Los propios fabricantes invierten tiempo y recursos en nuevas medidas de ecodiseño que, además de reducir el impacto ambiental de la fabricación, facilitan el reciclaje del último eslabón de la cadena, los residuos. Vidrios y metales pueden reciclarse indefinidamente sin perder calidad.
En el caso del papel, en cada reciclado, diminutas fibras de su composición se dañan. El papel virgen se puede reciclar de cinco a siete veces antes de que sus fibras se degraden hasta no poderse utilizar con la misma finalidad. Igualmente, este material tendría más vidas como papel de baja calidad, etiquetas o hueveras de cartón.
Los plásticos, debido a los diferentes pesos moleculares de las cadenas de polímeros, tienen una baja entropía de mezclado y, cuando se mezclan, tienden a separarse en capas lo que afecta la calidad en los productos resultantes.

ep